domingo, 11 de septiembre de 2011

Duermo en las aguas de Caleta del Peñón Bermejo (Aldea de San Nicolás)



Escondida entre montañas del Macizo de Guguy, me recibe la Caleta del Peñón Bermejo después de cruzar continentes, desiertos, cordilleras, océanos y mares, y de pasar un sinfin de peripecias, como todo buen viajero empedernido que no para la pata hasta caer exhausto.


La caleta se encuentra cerrada por ambos lados por dos espectaculares farallones que como dos atentos vigilantes me cuidan y protegen en todo momento.


Las parduscas arenas me acarician suavemente los pies, y toda la piel de mi cuerpo, al revolcarme para extraer las energías inútiles que pugnan por salir de forma abrupta, con lo que me dejan bastante relajado y con la mente tranquila, que se va despejando de proyectos y ambiciones, de apegos, necesidades y creencias.

Sus turquesas y tranquilas aguas son cobijo para un ser que sólo tiene de compañeras a unas pocas y bellas palmeras que adornan la desembocadura del agreste barranco, y a unas aves que revolotean curiosas por el inesperado vecino que de repente se acercó a su hábitat natural.


Transcurren los días, semanas y meses y miro al mar, cada vez está más azul, más verde, más rojo. Las palmeras me saludan cada mañana haciendo una genuflexión, como señal de consideración y amistad por haberme quedado allí con el fin de hacerles compañía.


Me baño en las plácidas y acogedoras charcas donde mi somnolencia me lleva a soñar que me encuentro en el paraíso. Los peces juegan con los dedos de mis manos, me los muerden y un hilillo de sangre colorea las aguas. Y sigo durmiendo en Caleta del Peñón Bermejo. Y no quiero despertar.


*


Foto: Senderistas de Gran Canaria




Les recomiendo leer "Caleta del Peñón Bermejo", de Senderistas de Gran Canaria


http://senderismoycaminatasporgrancanaria.blogspot.com/2009/10/caleta-del-penon-bermejo.html